miércoles, 16 de septiembre de 2009

mañas y costumbres cotidianas (nostalgia por lo perdido)


Yo siempre me como los sándwiches por los bordes, porque pienso que los bordes son lo peor del pan y en el centro está lo mejorcito que tiene el sándwich. Es una maña. Y tengo miles. Me sirvo el tinto y lo dejo enfriar, me lo tomo semifrío, o sea, tibio y en mil sorbos (nunca me sirvo un tinto si no dispongo de 20 minutos). Cuando tengo ansiedad busco dos cosas: snickers de los grandes (me puedo comer varios en una sola sentada) o ponqué ramo de coco (al que también porcedo a quitarle los bordes "quemados"). Tomo cocacola y fumo como una bestia cuando estoy bloqueda y no puedo escribir (no me sirve nada distinto a la cocacola, a menos que sea de noche y tenga a la mano un litro de Grey Goose o una cerveza helada). La chocolatina jet solo me la puedo comer por pastillas bien cortadas, una por una (aunque entera entre pan de 100...) y el helado me gusta reposado, blandito, cuando ha dejado de ser helado en el más estricto sentido de la palabra. Cuando cocino no uso medidas, por lo que soy mejor con la cocina que con la pastelería; pruebo con el dedo y siempre tengo sal, azúcar, balsámico y pimientas de distintos colores al alcance de la mano. Odio el huevo frito con la yema dura y la carne que se pasa de término medio. La gente que deja los gordos de la carne en el plato me ofende (como diría un caleño, comete un pollo). Me molesta el hígado de res, pero los de los demás animales, ojalá salteaditos en mantequilla y con cognac o whisky, me matan. No hay nada más sexy que un tomate maduro con sal gruesa o un espárrago y nada más horrendo que un pepino relleno. Mañas y costumbres.

Hoy comí dos cosas muy clásicas en el mundo: un PB&J, un sándwich de mantequilla de maní JIFF (que no tenía desde que vivía con Suzanne en Poughkeepsie) y mermelada fruco de mora. No me comía uno de esos emparedados desde hace tiempos, por lo que sonreí. Es una combianción que aun me sorprende. Quien la haya descubierto (y me sospecho que fue un soldado, porque en tiempos de guerra es que se conoce la recursividad culinaria), es un duro.
Por otro lado me comí un huevo duro entre otro sándwich (recurrente en el día). El huevo es uno de esos ingredientes que es repulsivo y magnífico a la vez. Tengo épocas muy largas en las que no puedo ni verlo y otras que por el contrario, me salva de unos episodios de hambre muy bravos.
El ingrediente para el huevo es una buena sal y una mostaza. Clásico.

Invento culinario del día (de ayer porque hoy no cociné sino recalenté, tratando de recuperar el computador): dientes de ajo con tomillo, cebollita picada, hongos crimini, una pechuga hervida un par de minutos, todo salteadito en aceite de oliva. Luego lo pongo sobre pan pita con suero costeño y mucha piemienta fresca. Quedó BOMBI.

Me gusta: Italia. Vi un episodio entero de Food porn cortesía de Bourdain. Sardinia. Además de la comida espectacular, ese hombre estaba de morir. Salió con su hijita en vestido de niña, con su mujer que es lo más italiano posible, y sentado comiendo verdaderos manjares: un prosciutto generosamente grasoso y una variedad envidianle de carnes curadas, una multitud de quesos de cabra frescos y un pecorino de oveja partod con cuchillo de viuda negra italiana, una miel que de solo verla da ganas de empalagarse con ricotta de minutos de fabricación, pastas enrolladas a mano, cabrito a la brasa, cochinillo desinflado, tripas y hasta un conejito blanco (como diría mi papá: "cuando eras chiquita te enfurecía que pidiera conejito blanco, pero algún día..."). Italia sin duda es un paraíso culinario y debo abrir una cuenta de ahorros destinada a pasar una temporada considerable comiendo por allá. NOTE TO SELF.

No me gusta. Bueno, pues me desahogo contra los malditos virus que se meten en los computadores. Llevo 3 días víctima de un ataque cibernético que me hizo perder todas mis fotos de mi comida (solo me queda facebook, o sea, nada) mis registros de clases y mis eventos y algunas ideas que tenía guardadas para desarrollarlas y 400 canciones. Odio ver mensajes amistosos de Microsoft cuando estoy a punto de arrancarme los pelos y tengo tos de fumadora nerviosa. Odio que el lenguaje sea vago y que uno sienta que si selecciona la opción equivocada se viene el acabose. Siempre me acuerdo de un episodio de sex and the city en que a Carrie se le apaga su MAC y le sale un sad mac. tengo terror, aunque en pc no haya tal de esa carita con ojos hechos de signos más. Es más diabólico que los payasos, y eso es mucho decir.

Hoy salieron las quesadillas en televisión. Nunca había visto tan poca desteza para armarse una simple queca, para cortar un queso brie, para rellenar. Mi receta es magnífica pero fue muy muy muy mal interpretada. Mi maña con las quesadillas es poner queso en toda la superfice de la tortilla con la esperanza, tal vez tan mía como la de comerme primero los bordes del sándwich de que la quesadilla quede gordita y no me sepa a harina. Mañas.

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